INGREDIENTES:
-2 huevos.
-1 vaso de los de vino de azúcar.
-1 vaso de los de vino de aceite.
-1 vaso de los de vino de agua (para la infusión de anises).
-1 cucharada sopera de anises.
-Ralladura de un limón y una naranja.
-2 sobres de levadura.
-600 gr. de harina aprox.
-1/2 copita de anís dulce.
-Un poquito de zumo de naranja.
-También necesitaremos un rodillo para amasar.
ELABORACIÓN:
Ponemos el vaso de aceite al fuego en un cazo, con la cáscara de 1 naranja bien limpia y sin nada de piel blanca a fuego suave para que coja todo el sabor y no se queme. Cuando la cáscara esté dorada, apagamos el fuego y reservamos.
Hacemos una infusión con la cucharada de anises y el vaso de agua, dejamos hervir 5 minutos y tapamos para que infusione.
Ponemos las claras en un bol y las montamos casi a punto de nieve y vamos añadiendo el azúcar. Seguimos batiendo y añadimos las yemas, la ralladura de limón y naranja. Colamos el aceite y ponemos en un vaso la infusión de anises colada y completamos el vaso con zumo de naranja (ya que al hervir habrá consumido parte del agua, y el vaso debe estar lleno). Añadimos ambos a la mezcla anterior y mezclamos bien. Ponemos la media copita de anís. Ahora mezclamos la harina y la levadura, y tamizamos sobre el bol donde teníamos todos los ingredientes mezclados. Es importante tamizar la harina porque quedan más esponjosas y evita la creación de grumos en la masa. Podemos hacerlo con un colador grande que iremos moviendo para que caiga la harina en forma de lluvia. Vamos mezclando con una espátula o con una cuchara de madera y cuando se va integrando, seguimos añadiendo más harina hasta terminar.
*Si ponéis bien los ingredientes la masa quedará perfecta, pero si fuera necesario, añadiremos un poquitín más de harina para poder trabajarla.
Echamos un poquito de harina por encima y la dejamos reposar tapada con un paño de cocina al menos media hora.
Después, espolvoreamos la mesa de trabajo con harina y vamos haciendo bolitas más o menos del mismo tamaño con las que luego formaremos las rosquillas. Las podemos hacer de dos formas:
1.- Cogemos una bola de masa y sobre la mesa enharinada hacemos un rulo con la masa. Aplastamos un poquito con el rodillo. Unimos los dos extremos para formar un círculo y doblamos por la mitad un poco sin que se llegue a pegar. Aquí tenéis imágenes para que os sea más fácil elaborarlas.
2.- Esta segunda es más fácil, pero me gusta menos porque crecen menos al freírlas y quedan menos esponjosas, aunque también quedan bien. Cogemos la bola, la redondeamos bien y hacemos un agujero en el centro y estiramos un poco con los dedos. Las vamos colocando sobre la mesa de trabajo espolvoreada de harina para que no se peguen.
Ponemos una sartén honda con aceite de girasol y cuando esté caliente las freímos. La temperatura del aceite es importante: tiene que estar caliente, pero sin que llegue a humear porque si está demasiado caliente, no se hacen bien por dentro. También es importante darlas la vuelta la vuelta varias veces hasta que estén doradas.
Las ponemos en una fuente y las envolvemos en azúcar con una cucharada de harina ya que ésta las mantiene más tiernas.
Quedan riquísimas, parece difícil pero si seguís todos los pasos seguro que os quedaran genial.
Si queréis podéis dejarme algún comentario para ver cómo os han salido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario